Muchos padres enfrentan dificultades cuando intentan saber cuánto cuidado dental necesitan recibir sus hijos. Saben que quieren prevenir la caries, pero no siempre saben cuál es la mejor manera de lograrlo. He aquí algunos consejos y recomendaciones.
El buen cuidado dental empieza antes de que salgan los primeros dientes de leche. Que usted no pueda ver los dientes de su bebé no significa que no estén allí. De hecho, los dientes ya se empiezan a formar en el segundo trimestre del embarazo. Cuando nace, un bebé ya tiene 20 dientes de leche, algunos de los cuales están completamente desarrollados dentro de su mandíbula.
He aquí cuándo y cómo cuidar de esas pequeñas piezas dentales:
Hasta los bebés pueden desarrollar caries dentales si no siguen buenos hábitos alimentarios. Dejar que el bebé se quede dormido succionando de la tetina del biberón puede ser cómodo, pero también puede dañar su dentadura. Cuando los azúcares del jugo o de la leche quedan adheridos a los dientes del bebé durante horas, pueden corroer su esmalte dental y provocar una afección conocida como boca del biberón, caries del biberón o caries del lactante. Los incisivos picados, llenos de hoyuelos o manchados son signos de esta afección. En los casos más graves, se forman caries importantes que pueden hacer necesario extraer todos los incisivos de leche (los dientes permanentes crecerán más tarde).
Los padres y otras personas que cuidan del bebé deben establecer momentos específicos para tomar el biberón cada día, porque pasarse todo el día succionando de un biberón puede ser igual de perjudicial para la dentadura. Es conveniente que los bebés de tan sólo 6 meses cambien el biberón por un vasito para bebé (con un sorbete o una boquilla). A los 12 meses de edad, ellos tendrán las habilidades motrices y de coordinación necesarias para usar un vaso por sí solos.
La Asociación Dental Americana recomienda empezar a llevar a los niños al dentista alrededor de su primer cumpleaños. En la primera visita, el dentista le explicará las técnicas adecuadas para cepillarle los dientes y para utilizar el hilo dental con su bebé mientras él esté sentado en su regazo.
Estas visitas pueden ayudar a detectar problemas tempranos y ayudan a que los niños se acostumbren a visitar al dentista, de manera que le vayan perdiendo el miedo a medida que crecen. Considere la posibilidad de llevar a su hijo a un dentista especializado en tratar a niños (o dentista pediátrico). Los dentistas pediátricos están preparados para atender la gran variedad de problemas relacionados con la salud dental de los niños. También saben cuándo deben enviar a un paciente a un tipo distinto de especialista, como un ortodoncista para corregir una sobremordida o un cirujano maxilofacial para corregir una mandíbula mal alineada.
Si parece que un niño corre el riesgo de desarrollar caries u otros problemas dentales, el dentista tal vez comience a aplicarle flúor en forma de colutorio o enjuague incluso antes de que le salgan todos los dientes de leche (esto también se puede hacer en la consulta del médico). El flúor endurece el esmalte dental y ayuda a prevenir el problema dental más frecuente en la infancia: la caries dental.